"Renovación y aceptación"

03.03.2015 22:44



En estas últimas semanas, estuve en el cielo y luego caí en el el hoyo más profundo y oscuro que existe, todo lo que había sentido antes de ese punto, era nada a comparación de esa sensación. Mientras lloraba, repetía: -"Me odio a mí misma, ¿por qué no soy una chica normal? Me odio, en serio, me odio." Una y otra vez.

Cuando recibí los diagnósticos de "depresiva/ con tendencias suicidas" entre otras cosas, estaba más pequeña que ahora, fue hace ya unos cuantos años y fue un golpe muy fuerte para mí; pero lo que no entendí en ese momento es que me hablaban desde un punto de vista concreto, objetivo, y hasta cierto punto meramente biológico, y no es por despreciar a la ciencia, pero ¿qué puede decirme la química acerca del alma o los sentimientos? Desde un punto de vista más "humanizado" (o "aconstanzado"), no creo que mucho. A lo que voy es que aquello era solo una clasificación, una etiqueta para todo lo que venía cargando desde hace aaaaños, y por tanto tenerlo en la cabeza y analizar muchas partes de mi pasado, parecía lógico, racional y correcto que eso fuera yo. Una persona con muchos problemas a causa de su depresión y demás cosas, y así sin más lo acepté.
Después de llorar, mi mejor amigo me dijo: -"Creo que este "putazo de vida", aunque quizá injusto, demasiado fuerte o lo que sea, es lo que necesitas para renacer, para darte cuenta de que todo lo que odias de ti, precisamente no eres tú. Tú eres luz.", y es algo que JAMÁS voy a olvidar. Por lo sensible y vulnerable que estaba en aquel momento, o porque sus palabras estaban llenas de razón y cariño -probablemente ambas opciones-.
Llegué a casa ese día en la noche y al entrar a mi habitación, no pude evitar llorar otra vez, no pude llegar a mi cama, estaba en el suelo, y sentí como muchas otras veces, un peso inmenso, no en el pecho, sino en el corazón. Mi cuarto era en ese instante, la analogía perfecta para describir mi vida desde los, fácil, 6 años. Todo oscuro, sin un atisbo de luz, como traer una venda en los ojos y fue ahí, cuando me di cuenta de mi problema, de qué me estaba sucediendo, de qué me había estado sucediendo. (Por supuesto, amo la oscuridad, pero esta oscuridad es metafórica, simbolizando lo negativo, la carga pesada e inútil que uno a veces se atribuye). Me paré y conecté mis luces (porque no tengo focos normales en la alcoba); pude ver con toda claridad y mi cuarto era de nuevo el lugar cálido y bonito en el que me gusta estar.
Mi problema todo este tiempo había sido yo misma. Me ensimismé tanto en creer que tenía problemas a causa de la depresión y esas cosas, que no vi que había sido al revés; y había llegado al punto en que creía que todo lo que Constanza era, era problemas y que nadie ama los problemas, todos los evitan, por eso me evitaba yo misma y empujaba a todos a que hicieran lo mismo. Estuve tan concentrada en definir que decidía entre una y otra cosa por mis diagnósticos, que ni siquiera imaginaba que aquello no me pudiera definir 24/7, y por esa razón jamás me había querido a mí misma, y no me atrevía a verme al espejo, muchísimo menos a creer que era bonita.
Con esto, no busco disminuir la importancia que tiene el diagnóstico de un trastorno mental/químico en las personas, ¡por supuesto que no! existen; pero lo que quiero decir es que no son problema nuestro, son un problema que convertimos en problema porque nos lo hacen ver como tal. Yo creía que, por tener esos diagnósticos, debía aceptar cuando la gente me menospreciaba, me utilizaba o me insultaba, cuando en realidad, cuando esas situaciones se daban, solo empeoraba mi depresión el hecho de que aceptara las cosas que me decían/hacían, o mejor dicho, que yo me dejaba decir/hacer, y se convertía en un ciclo vicioso en el que el amor propio no entraba.
Al entender eso, entendí también mejor lo que mi mejor amigo me quiso decir: ¡por supuesto que todo aquello que cargaba -porque si de algo estoy orgullosa es que puedo decirlo en pasado- no era yo! ¡No no no! Constanza no era una persona que le estorbaba a los demás, que se robaba el oxígeno de otra persona, que no merecía la felicidad, o cualquier otro de los sentimientos humanos en su expresión más pura. Comprendí que todo este tiempo que le pedí a las personas que me vieran como instrumento y no como ser humano, lo hice porque no me daba valor a mí misma. Pero Constanza es un ser humano, que merece y puede amarse a sí misma, y al hacer eso puede amar aún mejor a los demás. "Odio" siempre me ha parecido una palabra demasiado fuerte, y jamás he creído que soy capaz de odiar a alguien, y si no lo creo así, ¿por qué odiarme a mí misma? No tiene sentido, ¿cierto?
Desde el momento en que recibí mi diagnóstico, me recomendaron ir a un psicólogo, que después me mandaría al psiquiatra, y me negaba a la idea, porque odio los medicamentos, y no creía que aquello pudiera ayudarme; en estas semanas experimenté con diferentes métodos para salir de aquél hoyo y llegar a la realización que platiqué antes. Al final lo que necesité, fue a las personas adecuadas, y a mí misma, primero que nada. Es decir, llevo 19 años conmigo, y a pesar de las malas experiencias, tengo amigos increíbles, que me aman y a los que amo, lo cual me lleva a hablar de otros dos puntos:
El primero son las experiencias negativas. Con todo esto me di cuenta de que solemos darle muchísimo más peso a lo negativo, porque es lo más fácil de ver, y transformarlo en algo malo. Creo que por eso nos hartamos, por eso huimos y no entendemos que por ser negativo, no tiene que ser malo. Y eso nada tiene que ver con masoquismo; es solo que estamos tan convencidos de que la felicidad es lo único positivo y bueno, que todo mundo quiere ser feliz, pero no entienden realmente por qué.
Después de toda esta experiencia, y mi tiempo para aprender a quererme y saber que valgo, y bastante; me di cuenta de que mi objetivo de vida general estaba mal planteado. Desde muy pequeña, yo no buscaba ser feliz, pero porque creía que no lo merecía; ahora sigue sin serlo, pero porque lo busco en mi vida es equilibrio. Cerrarte a "ser feliz" es olvidar que la frustración, el enojo, la tristeza y la melancolía, entre muchos otros, son parte del ser un ser humano. Aceptando esto, aunque quizá no me he recuperado al 100% de aquel "putazo de vida" que recibí, me di cuenta de que puedo disfrutar de todas mis emociones, que siempre habrá positivo y negativo; lo bonito está en saber vivirlo a plenitud y en equilibrio. Esto me lleva al siguiente punto, porque una vez que también aprendí esto, me di cuenta de que decidir no es difícil, y no hablo de decisiones como "¿qué quiero comer?" Porque hjahaj sigo siendo indecisa en esas circunstancias; me refiero a las decisiones de vida no tan cotidianas, pero que afectan directamente en la cotidianidad de la vida: "¿qué hacer? ¿Cómo?, etc etc". Si se tiene plena conciencia de lo que uno es, de que sus defectos pueden ser virtudes, pueden ser bellos, y de que las virtudes que se tienen son auténticas; entonces uno es auténtico, y tiene conciencia plena de lo que quiere, por lo cual las decisiones que toma, son las correctas y son lo que uno quiere, también se tiene contemplado  que las cosas no van a ser fáciles, pero que uno es capaz de hacerlo, si es lo que se quiere hacer.
Todo puede sonar como un choro de superación personal super pedorro y tonto, para varios así puede ser, pero para mí es un paso increíblemente gigantesco, y aquellos que me conocen, lo entenderán.
Los trastornos existen, lo malo existe y las experiencias negativas seguirán ocurriendo; pero siempre depende de uno sacar lo mejor de estas cosas, y de evitar que lo malo se vuelva parte de uno. No es malo necesitar a las personas. Las personas que nos aman, y las experiencias que vivimos y amamos pueden ser un pino enorme que nos brinda sombra y refugio, o el cubetazo de agua helada que necesitamos para seguir viviendo, pero al final es decisión de uno.
Desde hace poco más de una semana ya no creo en mi existencia como un estorbo, sino como algo inevitable, algo que tiene que ser, y que va a ser de la mejor manera posible, jamás me voy a sentir mal de ser una persona sensible, y cuando la depresión o alguna otra cuestión me tire los ánimos, voy a necesitar a mis amigos, y aunque sea uno de ellos va a estar ahí. Podemos ser solitarios, pero nunca somos soledad.
¿Algo que me ayudó bastante? Entender que el pasado eso es; que mis errores me dieron algo que aprender y que tengo que perdonarlo, encararlo, agradecer por igual a lo bonito y a lo feo, y dejarlo ir, porque me ayudó a construirme, pero jamás me define. Uno se define a sí mismo.

Espero poder explicarme mejor en el video (o videos) que haga respecto a todo esto, pero bueno, ahí está. Si te tomaste la molestia de leerlo todo; muchísimas gracias.
Besos en tu bonita frente y un abrazo estrujososo :33